23 de marzo de 2007

B.anda S.onora O.ptativa

En un desesperado intento por recuperar la credibilidad musical perdida tras mis confesiones sobre Camela, y con el deseo de ofreceros nuevas y variadas cosas que os puedan interesar o al menos entretener, inauguro el espacio B.anda S.onora O.ptativa.

En él encontraréis retazos musicales de todo estilo, género y época... Espero que cada uno de vosotros encuentre en un momento dado algo que reconozca, le guste, e incluso le emocione.

21 de marzo de 2007

Cosas del insomnio...

Lo bueno que tiene el dormir en ciertas etapas de la vida es la desconexión con la interminable sucesión de minutos, a veces insufribles, del día a día. Por eso cuando te toca una noche de insomnio como la de hoy es el peor castigo que se puede vivir. Si además resulta que tienes una madrugada tonta de reírte de ti mismo la cosa ya no se sabe cómo puede acabar…

Y el tema es que la noche había empezado algo más melancólica, casi con un ligero brote nostálgico semi-depresivo; uno comienza a escuchar música (triste, por supuesto) y termina recordando cosas que hizo hace muchos años, y uno además que tiene la manía de guardar cosas inservibles, como entradas ya descoloridas, puede datar las cosas perfectamente sean del año que sean. Y el caso es que un servidor por motivos inconfesables… bueno va, vale, es verdad, ya puestos lo contamos todo… en realidad por darle gusto a cierta fémina… pues el día 9 de octubre de 1997 asistió como un campeón a un concierto de Camela (joder, quién me ha visto y quién me ve…).

Pues sí, ya veis… el que va haciendo ahora reseñas operísticas… Y tras este recordatorio de hace casi 10 años he convertido la noche en mi particular concurso del “Un, dos, tres…” y me he puesto a intentar citar y canturrear todas las canciones del citado grupo que recordaba… y siempre he sabido que memoria tengo, y muy decente, pero es que he terminado asustándome de la cantidad de ellas que recuerdo… vamos que lo cambiaba ahora mismo porque se me quedaran todas las clasificaciones del Adjetivo…

Y una vez comprobado que sigo pudiendo recordar las cosas más inútiles que os podáis imaginar, he asistido atónito a cómo mi últimamente inestable cabeza daba inicio a un proceso de asociación de ideas, reflexiones y paranoias que se interconectaban, se autointerpretaban, y finalmente concluían en un certero enunciado: mi actual vida es como una canción de Camela. Aunque como yo sentía que todo lo había analizado mi grupito de neuronas sin consultarme, pues decidí poner algo de mi parte y saqué otra conclusión, parecida pero ciertamente bastante peor: ¡soy yo el que vivo dentro de una canción de Camela!

Realmente, si lo pensáis, la cosa inquieta y mucho… porque confieso que a lo largo de mi vida me he sentido identificado con canciones malas y comerciales (boleros incluidos)… pero coño... de ahí a estar mimetizado con Camela…

Aunque esperad, porque pensándolo bien tampoco es para tanto, en los temas de Camela al menos hay sentimientos… casi sería peor tener empatía con cualquier son veraniego de Georgie Dann…

18 de marzo de 2007

Macbeth

Siguiendo con la campaña de difusión de ópera y danza en Zaragoza, pudimos asistir en el Teatro Principal a un nuevo destrozo lírico de la Compañía Ópera 2001. En esta ocasión la obra damnificada para celebrar el 160 aniversario del estreno de su primera versión fue Macbeth.


William Shakespeare y Giuseppe Verdi. Dos nombres situados en la cumbre de la literatura y la música unidos a través de un título: Macbeth. Estos dos ingredientes hacían prometer una gran sesión operística, lo que olvidábamos era que toda exquisitez clásica puede ser destruida por la incapacidad contemporánea y un cúmulo de limitaciones.

Esta primera opera shakespeareana de Verdi, la preferida del autor italiano, se concentra en los elementos teatrales marcando especialmente, dado su origen literario, la dimensión dramática de los personajes. A lo largo de sus cuatro actos, la más conocida tragedia acerca de la traición y la ambición desmedida nos desgrana las acciones desesperadas y la violencia de Macbeth y su esposa por la obtención del poder.



Y como decía, las limitaciones fueron las que marcaron la noche en la ópera; limitaciones orquestales, limitaciones vocales, limitaciones interpretativas... Limitaciones que solamente no se dieron en el punto fuerte de la función: su escenografía.
A partir de un decorado básico escalonado, los cuadros de cada acto se van sucediendo siendo diferenciados gracias al continuo juego de luces y sombras, proyecciones sobre post-telón, elementos movibles, ambientación de la época narrada (siglo XI), etc... que consiguen crear una ambientación serena pero misteriosa al servicio de los elementos mágicos y psicológicos tan presentes en la obra, como pueden ser la esencia brujeril o el motivo clave de las visiones de Lady Macbeth.



Una nueva oportunidad perdida con esta compañía para mostrar en nuestra ciudad algún ejemplo de ópera de verdad..., y lo peor es que amenazan con volver próximamente para representar Il trovatore. No me cabe duda que Giuseppe Verdi y Antonio García Gutiérrez ya deben estar revolviéndose en sus tumbas...

11 de marzo de 2007

El túnel

¿Quién no conoce a Héctor Alterio?... y ¿quién no ha leído u oído hablar alguna vez de Ernesto Sábato?... Pues de la unión de la inconmensurable capacidad interpretativa del primero y de la novela clave en la trayectoria literaria del segundo, nació hace ya unos meses una obra teatral homónima al libro, y que ha visitado nuestro Teatro Principal en los últimos días: El túnel.


Cuarenta años después de acontecerse la historia, Juan Pablo Castel (Hector Alterio) relata los sucesos que le llevaron a asesinar al amor de su vida, María Iribarne (Rosa Manteiga), la única mujer que le llegó a comprender en su particular mundo de incomunicación. Las obsesiones, la entrega no correspondida, los celos, las infidelidades, y un enfermizo deseo de control, convertirán una envidiable historia amorosa en un drama que dará lugar al peor de los finales.


Original adaptación teatral realizada por el propio secretario de Ernesto Sábato (Diego Cutarella) para, una vez más, una genial interpretación del más grande de los actores argentinos. Partiendo de un soliloquio de Alterio sobre la concatenación de acontecimientos que dieron lugar al crimen que lo llevó a prisión, los diversos personajes de la obra van haciendo aparición en escena para entablar un diálogo con el protagonista a la vez que éste, dirigiéndose directamente al espectador, nos los va presentando y retratando.

La escenografía sobria y sombría (en la que todos los personajes son visibles en todo momento a los asistentes estén o no en escena, de forma que puedan ser interpelados por nuestro pintor asesino en cualquier momento) hace resaltar aún más si cabe la importancia vital y sentimental de los diálogos y monólogos escenificados, lo que lleva en momentos determinados a cierta empatía con lo sufrido y disfrutado por los personajes.



Ese "túnel" de soledad, incomprensión y esquizofrenia general se nos hace presente de forma dramática, irónica, e incluso humorística, a lo largo de la personal narración del a veces enamorado, a veces asesino; creando en los asistentes unos sentimientos encontrados ante la sorpresa, risa y estremecimiento que se suceden durante la hora y media de función. Asistimos de golpe y crudamente a lo mejor y peor del amor más profundo, a lo que eleva o hunde a un enamorado, a lo que mantiene o destroza una pareja, al amor y al odio con mayúsculas.

Una estupenda obra existencialista que a pesar de las modificaciones necesarias para su representación teatral conserva la esencia del original de Sábato, nos muestra a un siempre disfrutable e insuperable Alterio, y que reflexiona sobre facetas que todo enamorado a podido vivir o sufrir en un momento u otro de su relación... Aunque como se suele decir: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia...


Allá vamos...

Vosotros lo habéis querido..., ya no vale echarse atrás... Muchas veces me dijisteis que debía hacerlo, ninguna vez os presté atención... Aún no sé por qué antes no y en este momento sí, pero allá vamos...

He de avisar que yo aquí seré un simple instrumento de escritura, que esto salga bien o mal será gracias a vosotros o por culpa vuestra. La duración o muerte de estas líneas dependerán de lo que cada uno de vosotros hagáis con ellas, de vuestra participación, de vuestro seguimiento, incluso de vuestro apoyo.

Nunca me he caracterizado por ser una persona que le guste escribir al viento..., esto no va a ser una terapia personal, ni un proceso de aprendizaje; esto simplemente es para ti, para ti, y también para ti... porque VOSOTROS sois lo más importante en un blog, al menos en mi blog.