25 de abril de 2007

Publicidad literaria o Literatura publicitada

Hace unos días, en una de esas interminables pausas publicitarias que programan todas las cadenas generalistas de televisión entre fragmento y fragmento de películas, reparé en un anuncio en particular. En principio mi atención fue captada porque era del coche que yo tengo (un Seat León), pero posteriormente al centrarme en el audio descubrí que el texto me sonaba… era ni más ni menos que un fragmento de un relato de Cortázar… y esa voz… ¿era la suya?... al menos a mí me lo parecía…



Posteriormente al buscar entre mis libros el relato en sí, comprobé que el texto había sufrido mutilaciones varias (lo que no me gustó)… pero la esencia ahí estaba…


“Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj” en Historias de Cronopios y de Famas / Julio Cortázar

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente un reloj, que los cumplas muy felices, y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con ancora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo, pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.


Fusión de publicidad y literatura… no está mal si como en este caso se hace con buena literatura. Siempre quedará la esperanza de que gracias a colaboraciones como ésta la gente se cuestione de dónde salen los textos usados… y acuda a ellos.

23 de abril de 2007

Con lo lejos que está Virginia...

He de suponer que todos os enterasteis, por el medio que fuera, de la matanza que acaeció hace unos días en la Universidad de Virginia y que se saldó con 32 muertos y el posterior suicidio del enajenado de turno. Si conocéis algo de los detalles, también sabréis que el chico era estudiante de literatura y que, según sus profesores, sus escritos no eran precisamente preceptiva poética.

Y el hecho es que estudiantes de literatura que escriban textos “oscuros” (por denominarlos de alguna forma sin entrar en tecnicismos formales) conozco unos cuantos… entonces, ¿debo preocuparme? También se ha dicho que aparte de sus problemas psicológicos, el desencadenante, la gota que colmó su vaso, fue el rechazo o abandono (este punto no lo tengo claro) por parte de una chica de la que estaba enamorado…; y así a bote pronto incluyendo este detalle al perfil anterior, como me relaciono con bastante gente, también me vienen a la cabeza filólogos en esa situación, o parecida, de distintas especialidades, cursos y sexos… ¿Me debo preocupar más?

Al instante, por supuesto, me contesto yo mismo y la respuesta me tranquiliza casi totalmente: “¡No, Elros, por Dios!… Cómo puedes pensar semejante tontería… si la gente de tu facultad es incapaz de hacer cosas semejantes, es más, ni mínimamente aproximadas”… Realmente, insisto, me quedé mucho más tranquilo.

Aunque tras la tranquilidad inicial pensé: “Pero en esa universidad, si hubo en algún momento alguien que se cuestionó lo mismo que yo… también resolvería que era imposible que ocurriera algo parecido… pero finalmente hace unos días pasó…”

Ciertamente… ¿acaso no tenemos para esto los mecanismos de defensa?... Siempre nos intentan e intentamos convencer de que vivimos seguros, de que nada de lo que vemos que le ocurre al resto del mundo (aunque sea al de enfrente) nos puede ocurrir a nosotros…

Pero… ¿realmente podemos tener la seguridad que nuestro vecino de mesa no va a aparecer un día con algún tipo de arma y saldremos después, vivos o muertos, en todos los noticieros? ¿Sabemos con certeza algo del historial clínico y psiquiátrico de la gente con quien compartimos nuestros días?... ¿Acaso, tú que lees esto, nunca has sentido ira?... ¿De veras tienes la seguridad que yo nunca te haría daño?... ¿Y el que se sienta detrás de ti en clase?

Son sólo preguntas retóricas, no es necesario que contestéis… Así os ahorrareis acaso el tener que mentir… y os sentiréis mucho más tranquilos cuando vayáis a vuestra próxima clase con él, con ella… o conmigo.

13 de abril de 2007

Los libros de nuestra vida

He de reconocer que siempre me ha gustado mucho examinar las listas, clasificaciones, etc..., que los medios de comunicación, encuestas, o la misma gente de a pie suelen tan a menudo hacer sobre cualquier tipo de asunto. Por esto, desde el momento de su aparición, el libro 1001 libros que hay que leer antes de morir me llamó la atención, y finalmente mi curiosidad ha quedado saciada estos últimos días.

La obra que se puede adquirir por el "módico" precio de unos 35 euros (por lo cual yo recurrí a la estupenda Biblioteca María Moliner) es una edición hispanizada de 1001 books you must read before you die de Peter Ackroyd y Peter Boxall. La "nuestra" está coordinada por el Catedrático de Literatura Española de la Univ. de Zaragoza, José Carlos Mainer, y entre otros colaboran varios profesores conocidos en la casa como María Dolores Albiac (consorte del anterior), María Ángeles Naval (amiga y colaboradora del mismo), Manuel Vilas (que hizo la Tesis con él), o Daniel Mesa (que está en el despacho de al lado); vamos que parece que concurso de méritos no hubo.


La edición principal inglesa es sencillamente de juzgado de guardia; aparte de que el co-autor Peter Ackroyd (¿lo conocéis?... yo tampoco) ha tenido la desfachatez de colocar dos libros suyos en la lista, solamente 11 de los 1001 son en lengua española: 3 de García Márquez, 2 de Vargas Llosa, y 1 de Cervantes, Galdós, Borges, Isabel Allende, Laura Esquivel, y Javier Marías. Sin comentarios.

La edición del profesor Mainer, cambia bastantes cosas, aunque el resultado tampoco es demasiado boyante para nuestros intereses (sería imposible igualar el patriotismo inglés), pero al menos es algo más realista, aunque también discutible: hay unos 175 libros de nuestras letras, y de ellos unos setenta son escritos por latinoamericanos.

El escritor con más obras es Galdós, con cuatro. Y con tres obras están Borges, Cervantes, Delibes, García Márquez, Marías, Valle Inclán y Vargas Llosa. Con dos obras, Benet, Bioy Casares, Bolaño, Cela, Clarín, Cortázar, Gómez de la Serna, Marsé, Mendoza, Millás, Muñoz Molina, Piglia, Pombo, Puig, Rulfo, Sábato, Sender y Unamuno. Con una sola obra encontramos demasiados como para incluirlos, pero destacaré a Azuela, Bryce Echenique, Gracián, Laforet, Lope de Vega, Pardo Bazán, Pitol, Quevedo, o por supuesto Fernando de Rojas.


Los olvidos muchos, los prescindibles aún más, pero quizá el mayor fallo de esta recolección literaria sea la ausencia en ella de géneros tan básicos como la poesía. No puede concebirse una obra de este estilo sin la recomendación de Neruda, García Lorca, Machado, Boudelaire, Whitman, etc...

Sea como fuese estamos de nuevo ante un nuevo ejemplo del siempre presente canon literario; esta es la lista de los expertos, pero cada uno tenemos la nuestra. Particularmente de mis favoritos he encontrado varios en el libro y otros no... ¿Cuáles son los vuestros?... si tenéis curiosidad os diré si están incluidos.

Para finalizar me quedo con la frase de la contraportada de Eduardo Mendoza, una declaración de intereses a la que me uno sin dudar: "Si tuviera que llevarme sólo un libro a una isla desierta, preferiría ahogarme en el naufragio".

9 de abril de 2007

Cumpleaños "bloggero"

Leo aquí que el pasado 1 de abril se cumplieron diez años de la aparición del primer blog. Fue un tal Dave Winer quien publicó la primera entrada de "Scripting News", que todavía sigue en funcionamiento. Por supuesto nada tenía que ver con lo que actualmente vemos en nuestros blogs: se carecía de imágenes, música, vídeos... Eran simples anotaciones de texto, pero fue el inicio de lo que ahora nos entretiene, informa y relaciona.

Por supuesto hay alguna versión contraria a esta datación (podéis ampliar esto en el enlace del comienzo), pero sea como fuere, lo inventara quien lo inventara, y comenzara cuando comenzara, lo que no podemos negar es que el tema ha dado mucho de sí, tanto hasta llegar a la supuesta cifra de 100 millones de blogs en todo el mundo (otras referencias se quedan en unos 70 mill.).

Nos creamos o no las fechas, las cifras, o quien lo originó... lo que nadie puede cuestionar es que nuestros blogs son un hecho real.

Feliz cumpleaños bloggers (y visitantes)!!

5 de abril de 2007

Tres hermanas

Hace ya unos días pudimos asistir en nuestra ciudad al resultado teatral de la primera colaboración entre la Fundación Teatro Gayarre de Pamplona y el Centro Dramático de Aragón, la representación era uno de los textos más reconocidos del escritor ruso Anton Chéjov: Tres hermanas.


Un año después de la muerte de su padre las tres hermanas Prosórov tan sólo aspiran a ser felices en su vida. Ya casi tocando el sueño de salir de su ciudad de provincias para retornar a su amado Moscú, las circunstancias vitales de cada una de ellas, y de las personas que las rodean, no seguirán el camino marcado por la ilusión y las ganas de progreso de Olga , Irina y Masha. La cruda realidad realizará su labor desesperanzadora a lo largo de los años destruyendo sus anhelos, y creando en ellas el mayor de tormentos.


Por primera vez en bastante tiempo la fidelidad textual y de época se hizo presente en el Principal con esta representación. Unas grandes actuaciones en conjunto daban vida con fidelidad a los grandes retratos psicológicos que Chéjov creó, unas tablas desnudas de escenografía se iban llenando con mobiliario de época que descendía de las alturas según las necesidades de cada uno de los cuatro actos, y una ambientación luminosa y musical creaban un ambiente escénico a la altura del texto desmenuzado. No se podía pedir más.

Ni las más de tres horas de función pudieron con el escaso público que habitábamos las butacas (¡qué miedo dan este tipo de obras al respetable zaragozano!). Empatizando con el sufrimiento de las Prosórov el tiempo que transcurría no existía, la alegría y el optimismo habían escapado en el entreacto, y el espectador sufría pero sufría entusiasmado; pocas veces el dolor había provocado tanta satisfacción en el patio de butacas de la antigua Casa de las Farsas....


Como no podía ser menos en uno de sus mejores exponentes (prácticamente uno de sus padres), el naturalismo más sublime se apoderaba de cada segundo de la obra; porque en Chéjov no hay caricaturas, ni fantasías, ni siquiera exageraciones, en Chéjov encontramos fragmentos de vida, fragmentos de tu vida o de la mía narrados en la Rusia de finales del XIX. Porque la alegría, la tristeza, el desconsuelo, la esperanza, el amor, la felicidad,... con sus risas y lágrimas no son propios de antes o de ahora, son sencillamente de siempre.

Tradicionalmente se ha querido siempre separar el realismo y el simbolismo en las artes, sin embargo Anton Chéjov es uno de los mejores ejemplos de su fabulosa combinación literaria. Con un certero poder descriptivo de su época y un sutil uso del símbolo es capaz de crear obras inolvidables. Tuve la oportunidad (y la obligación) hace un par de años de trabajar una de ellas: Mi vida, y el título que le puse al trabajo creo que es representativo de lo que os cuento: "Relato realista de un simbólico hombre de provincias".

Muchos ya le habéis leído, al resto os lo recomiendo fervientemente.