Lo bueno que tiene el dormir en ciertas etapas de la vida es la desconexión con la interminable sucesión de minutos, a veces insufribles, del día a día. Por eso cuando te toca una noche de insomnio como la de hoy es el peor castigo que se puede vivir. Si además resulta que tienes una madrugada tonta de reírte de ti mismo la cosa ya no se sabe cómo puede acabar…
Y el tema es que la noche había empezado algo más melancólica, casi con un ligero brote nostálgico semi-depresivo; uno comienza a escuchar música (triste, por supuesto) y termina recordando cosas que hizo hace muchos años, y uno además que tiene la manía de guardar cosas inservibles, como entradas ya descoloridas, puede datar las cosas perfectamente sean del año que sean. Y el caso es que un servidor por motivos inconfesables… bueno va, vale, es verdad, ya puestos lo contamos todo… en realidad por darle gusto a cierta fémina… pues el día 9 de octubre de 1997 asistió como un campeón a un concierto de Camela (joder, quién me ha visto y quién me ve…).
Pues sí, ya veis… el que va haciendo ahora reseñas operísticas… Y tras este recordatorio de hace casi 10 años he convertido la noche en mi particular concurso del “Un, dos, tres…” y me he puesto a intentar citar y canturrear todas las canciones del citado grupo que recordaba… y siempre he sabido que memoria tengo, y muy decente, pero es que he terminado asustándome de la cantidad de ellas que recuerdo… vamos que lo cambiaba ahora mismo porque se me quedaran todas las clasificaciones del Adjetivo…
Y una vez comprobado que sigo pudiendo recordar las cosas más inútiles que os podáis imaginar, he asistido atónito a cómo mi últimamente inestable cabeza daba inicio a un proceso de asociación de ideas, reflexiones y paranoias que se interconectaban, se autointerpretaban, y finalmente concluían en un certero enunciado: mi actual vida es como una canción de Camela. Aunque como yo sentía que todo lo había analizado mi grupito de neuronas sin consultarme, pues decidí poner algo de mi parte y saqué otra conclusión, parecida pero ciertamente bastante peor: ¡soy yo el que vivo dentro de una canción de Camela!
Realmente, si lo pensáis, la cosa inquieta y mucho… porque confieso que a lo largo de mi vida me he sentido identificado con canciones malas y comerciales (boleros incluidos)… pero coño... de ahí a estar mimetizado con Camela…
Aunque esperad, porque pensándolo bien tampoco es para tanto, en los temas de Camela al menos hay sentimientos… casi sería peor tener empatía con cualquier son veraniego de Georgie Dann…
6 comentarios:
Que tiempos aquellos de Camela, yo haciendo un esfuerzo serìa capaz de recordar las canciones tambièn (pero por si a caso no harè el esfuerzo). Como tu dices, al menos habìa sentimientos, y mucho y muchìsimamente se identificaba o se veìa a si mismo como protagonista de alguna canciòn (y si no, yo no me explico porquè tuvieron tanto èxito). Asì que no le des mayor importancia, todos hemos tenido una adolescencia!!
un besico
Nunca sabemos en qué momento los recuerdos de épocas pasadas van a hacerse presente en nuestra vida actual...
No me preocupa Barb, simplemente me sorprendió y divirtió mucho recordarlo... y más a esas horas!
Un día te reto a ver quién recuerda más títulos! jajajaja!
Otro besico para ti!
Hola
Yo también tengo muchos "recuerdos musicales" inconfesables...pero es divertido y entrañable recordar algunos de esos momentos.
Saludos!
Bienvenida y gracias por tu visita Suzanne!
La verdad es que lo inconfesable de nuestras vidas suele ser siempre lo más divertido... ¿Por qué será?...
Un saludo!
Joer Elros... con Camela noooo... Jajaja no me hagas caso.
Es curioso, la música tiene un poder de evocación increíble. Yo apenas puedo escuchar "Nothing Compares to You" interpretada por Sinead O'Connor, sin que cierre brevemente los ojos. Entonces, una vorágine me arrastra hacia el fantástico/odioso mundo de los recuerdos. No hay nada que hacer. Cuando asociamos una melodía a un sentimiento estamos perdidos. ¿O tal vez realmente vivos?
Un saludo.
Jo Aylen... qué envidia!, tú sí que evocas con calidad musical! jejeje!
Es una canción preciosa que ayer mismo casualmente volvía a escuchar. Creo que habrá que homenajearla en la sección de videos del blog!
Uniendo libremente tus reflexiones podemos concluir que quien recuerda está vivo, y quien está vivo... está perdido... Bueno, tampoco es tan malo del todo!
Gracias por la visita! Un saludo!
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